domingo, 11 de febrero de 2018

Lista de preguntas habituales durante el embarazo


A lo largo del embarazo son muchas las personas que muestran curiosidad por el futuro retoño. Familiares, amigos… vecinos, compañeros de trabajo… dependientes, tenderos, conductores de autobús… absolutos desconocidos que te abordan por la calle. Sí, hay gente que al ver una barriga de embarazasa se siente con el derecho, y a veces parece que con la necesidad, de decir algo. La verdad es que esas cosas sucedían siempre que iba con La Portadora a mi lado, porque cuando estaba yo solo era todo un poco más normal. Así que voy a dejar una recopilación de lo que más ha preguntado la gente durante este tiempo:
Probablemente Ryan también nos habría preguntado.
- Preguntas para la pareja:
¿Es niño o niña?
¿Sabéis ya si es niño o niña?
¿Ha sido queriendo?
¿Sabéis el sexo del bebé?
¿Qué necesitais?
¿Para cuándo viene?
¿A qué guardería vais a llevarla? (Hay gente que pregunta esto aun antes de que a El Futuro Bebé se le hayan formado las orejas)
¿Qué preferís: niño o niña?
Va a dormir en vuestra habitación, ¿verdad? (Y esta no es una pregunta salvo la parte del final. Es una afirmación categórica si no quieres parecer un padre horrendo)
¿Qué nombre vais a ponerle?


- Preguntas para la madre:
¿Has tenido náuseas?
¿Te han salido estrías?
¿Se te han hinchado los pies?
¿De cuánto tiempo estás?
¿Esa barriga tienes para ese tiempo? (Hay gente que piensa que La Portadora tiene mucha barriga, otra que tiene poca, pero nunca es la adecuada)
Vas a darle el pecho, ¿no? (Nótese que esto tampoco es una pregunta).
¿Es niño o niña?
¿En qué fecha tuviste la última regla? (Aunque parezca extraño, es la pregunta estrella en cada visita médica. Por suerte, no suele hacerla gente que no lleve bata).

- Preguntas para el padre:


Hay que reconocer que aunque lleve años cultivando mi barriga, se ve que no atrae tanto como la de La Portadora. Así que no abundan las preguntas que tengan que ver conmigo. Alguna vez que otra han preguntado sobre cómo está La Portadora. Y bueno, claro, también si es niño o niña.

viernes, 7 de julio de 2017

Mitos y tópicos del embarazo (I): Las náuseas.



     Pues no, no tengo náuseas ni el estómago revuelto ni he vomitado ni nada. Genial. Por ahora llevo un embarazo perfecto.


     Sin embargo, La Portadora no puede decir tanto como yo. Por lo visto, según me cuenta, lo de las náuseas lo soportan las madres, no los padres. Bueno, un poco sí que lo soportamos. Ella empezó con las fatigas aun antes de saberse embarazada, y gracias a eso se dio cuenta de que algo empezaba a no ir con normalidad (que no todo es tan negativo sobre las náuseas). Tal es así que prácticamente desaparecimos de casa de los Abuelos durante un par de semanas porque La Portadora no se fiaba de poder retener la comida en su interior (hay que tener en cuenta que las Abuelas, aun antes de ser abuelas, ponían de comer como si lo fueran). No regresamos hasta que comprobamos que todo iba lo suficientemente bien como para comunicar la noticia (ya tocará hablar de eso otro día)

     Como ya conté con anterioridad, la primera visita médica que hicimos no sirvió para solucionar las náuseas (a no ser que la propuesta de no comer sea un remedio) pero más adelante nos recomendaron un medicamento del que no haré publicidad pero que por lo visto es lo único que se puede tomar durante el embarazo y que arregla un poco la situación. En realidad el malestar y la fatiga siguen ahí, pero al menos ayuda a reducir los vómitos. Aparte, como Papá Novato, intenté echar un cable, aunque lo mejor que podía hacer era no estorbar.


    Tradicionalmente a estos problemas del embarazo se las ha llamado “náuseas matutinas”, pero las que soportamos por aquí no deben llevar reloj porque aparecen en cualquier momento. Poco a poco aprendimos que es útil lo de no comer en grandes cantidades ni ciertos alimentos (a veces algunos que insospechadamente sientan mal, como el gazpacho).

     De todas formas, después de pasarlo bastante mal, ahora que hemos superado la famosa frontera de los 3 meses las náuseas comienzan a remitir y ya no hace falta pastillita para mantener la comida en el estómago. No digo que sea un mundo fantástico, pero es todo un paso adelante que hace que por ahora nuestro embarazo se encuadre dentro de los más típicos que hayan existido. Espero que cumplamos otros tópicos como el de la revolución sexual por el cambio hormonal que La Portadora desarrolle un pelazo.

miércoles, 5 de julio de 2017

La primera consulta del embarazo: Una odisea.

     Tras confirmarse en casa la esperada noticia se nos ocurrió (así sin pensarlo mucho), que estaría bien comunicárselo a alguien que entendiera del tema y, como padres novatos, pensamos que la persona adecuada sería la doctora de cabecera de La Portadora. En condiciones normales la idea hubiera sido brillante. No muy original pero sí efectiva. Así que cogimos cita para el primer día disponible. Las dudas nos asaltaban hasta el punto de hacer una amplia lista con preguntas, aunque la mayoría giraban en torno a un asunto: ¿Qué se puede comer? Pero con algo no contábamos: la médica de La Portadora no tenía mucha idea de embarazos. Aunque un médico de cabecera no sea especialista en estos temas uno espera que pueda ofrecer alguna guía breve que pueda servir en los primeros momentos. Pero no resultó así. 
  
     Todo comenzó en la sala de espera, donde hicimos honor a su nombre y nos tocó esperar un buen rato. Que cualquier urgencia tuviese que pasar por nuestra consulta no hacía disminuir los nervios. Cuando al fin logramos entrar (con casi 1 hora de retraso) y comunicamos la noticia a la doctora, esta no se alteró mucho. Ni poco. Tecleó en su ordenador, imprimió unos papeles sin comentar nada y nos dijo que volviésemos al día siguiente para hacer una comprobación oficial del embarazo (por algún motivo no se fiaba de nosotros, a pesar de que señalara un par de veces que si nuestro test había dado positivo, el suyo no iba a ser menos). También nos dijo que pidiéramos cita para hacer unos análisis y para que nos atendiera la matrona. Y después se quedó mirándonos, como diciéndonos Ya está, podéis levantaros e iros, que yo ya he terminado con vosotros. Y como con la mirada no pillamos la idea terminó por transmitirlo de viva voz. Ella no haría nada más. Aun así no quisimos dejar pasar la oportunidad de hacer algunas preguntas sobre el embarazo. Por ejemplo, qué se podía hacer contra las náuseas que La Portadora empezaba a sufrir desde hacía una semana. Aguantarse, contestó la médica sin contemplaciones. Ante una respuesta tan escueta como directa no se nos ocurrió plantear más dudas. Cuatro minutos estuvimos en la consulta. Médica 1 – Papás Novatos 0.


cita médico embarazo
 
     Bajamos al mostrador para pedir las citas correspondientes (test de embarazo, análisis y matrona) pero pensamos que ya que estábamos allí, para qué tener que volver al día siguiente para hacernos una prueba de la que ya sabíamos el resultado, así que preguntamos si se podía hacer en ese momento y nos dijeron que sin problemas. Médica 1 – Papás Novatos 1. Sin embargo, la alegría se disipó cuando nos comunicó que la sala donde se hacía la prueba era ese lugar, justo ahí, a la derecha, que había visto cómo, mientras esperábamos para ser atendidos en el mostrador, se había ido llenando poco a poco de gente. Resignados a pasar allí la mañana, volvimos a esperar nuestro turno.  Médica 2 – Papás Novatos 1

cita médico embarazo espera
 
     Cuando al fin nos tocó, la enfermera nos pidió el bote de orina. ¿Bote de orina? ¿Qué bote de orina? Pues el que os tenían que haber dado en el mostrador. La enfermera resopló y murmuró algo que contenía las palabras “este lugar” y “desastre”. No sé qué dirían nuestras caras (enfado, sorpresa, ganas de suicidarse) que hicieron que ella misma se dirigiera hacia el mostrador y exigiera el bote. Sin embargo, como La Portadora tuvo que ir a rellenarlo al servicio, la persona que iba detrás de nosotros pasó antes. Llevaríamos 3 cuartos de hora por allí cuando al fin pudimos entrar. La enfermera nos dijo que tardaría 5 minutos en tener el resultado. Cuando volvimos para verlo nos contó que había hecho dos pruebas para estar segura, pero no había sorpresa. El desenlace fue de nuevo positivo.

     Parecía que después de una larga mañana todo había merecido la pena. Y más nos lo pareció cuando llegamos a casa y vimos que en el resguardo de la consulta esa enfermera tan amable que había luchado por nuestro bote de orina nos había dejado, para la posteridad, nuestra primera felicitación paternal. Resultado final: Médica 2 – Papás Novatos 3. Sí, remontamos, porque ese enhorabuena me gustó tanto que vale el doble.

cita médico embarazo felicitación
Al final, la espera tuvo recompensa





lunes, 3 de julio de 2017

El test de embarazo: Prueba superada


Imposible decir que la noticia nos pillara por sorpresa. Quizá algún día cuente cómo la Futura Portadora y yo, el Futuro Papá Novato, decidimos que en casa cabía más gente. Creo que el proceso es conocido por todos, lo enseñan en los colegios, pero tampoco es que hubiéramos cambiado nuestra vida diaria para practicar sexo en los momentos de mayor probabilidad conceptiva. Es más, jamás hicimos uso de calendarios, termómetros y demás elementos que existen para hacer cálculos que aumenten las posibilidades de tener compañía en un futuro no muy lejano. La única varianza en nuestros métodos sexuales fue la ausencia de métodos. A la primera no pasó nada. Ni a la segunda. Parecía que nos íbamos a librar, pero no, la noticia terminó llegando. Al principio fueron unos días de retraso, normales, que cuando pasaron de la semana se acompañaron de ciertos síntomas, anormales. La Portadora comenzó a sufrir un cansancio exagerado y atar cabos no fue complicado. Pero, aun así, había que hacer la comprobación final y superar... el test de embarazo.

Si has leído hasta aquí esperando que te cuente cómo se usa el test te vas a decepcionar un poco. La cosa es sencilla. Un tubo de plástico en el que se hace pis. Y si aparecen dos rayitas, test superado. Supongo que el palito llevará algo incorporado porque yo he hecho pis muchas veces sobre diversas superficies (en eso no soy novato) y jamás me ha pasado que aparezcan unas rayitas.

El día elegido para la prueba fue el sábado. Simplemente porque compramos el test de embarazo el viernes y La Portadora había leído que el mejor momento para hacerlo era por la mañana, cuando por lo visto se acumula mayor cantidad de nosequé cosa que indica que el embarazo deja de ser una hipótesis. Así que esperamos al día siguiente. Después leí que eso da igual, que vale cualquier hora (como unos días después comprobaríamos) pero en ese momento si hubiéramos escuchado que es mejor mear aguantando la respiración mientras agitábamos los brazos, lo hubiéramos hecho (bueno, igual para esto nos lo hubiéramos pensado un poco).

Así que el sábado por la mañana La Portadora se dirigió al baño con una misión por cumplir mientras yo esperaba fuera. Desde el día anterior, en que sabía que se avecinaba la prueba, había imaginado ese momento varias veces. Supongo que las películas ayudaron a mi mente a crear una historia en la que La Portadora salía del baño y nos sentábamos impacientes durante varios minutos, observando fijamente hasta que aparecieran las rayitas. Sin embargo, o las películas mienten o La Portadora tiene una barbaridad de gonadotropina coriónica humana (la hormona que decía antes que tiene que estar presente) porque el efecto fue tan inmediato, las rayitas salieron tan rápidamente, que La Portadora no tuvo tiempo ni de salir del baño. Apenas tuvo que decir nada porque en cuanto la vi supe que habíamos superado el test. Y con nota. 

Test de embarazo
Y de recuerdo... nuestro test de embarazo superado


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